A
menudo los pacientes me preguntan en la consulta qué pueden hacer para mejorar
el aspecto de su piel y retrasar su envejecimiento. Siempre les respondo que,
con independencia de los productos que puedan utilizar o las técnicas que les
puedan resultar más útiles en su caso particular, es fundamental evitar “los enemigos de la piel”. ¿Y cuáles
son esos “enemigos de la piel”? Los enemigos de la piel son fundamentalmente
tres: el sol, el tabaco y el alcohol. Vamos a comentar brevemente un poco sobre
cada uno.